EL GENERAL EN SU LABERINTO
En esta etapa de lectura compulsiva en que se está convirtiendo mi descanso vacacional, esta vez le ha tocado el turno a EL GENERAL EN SU LABERINTO, de Gabriel García Márquez, novela que intenté abordar hace algo más de 15 años y que, entonces, no fui capaz de culminar. De hecho, en aquella ocasión apenas leí sus dos primeros capítulos, antes de caer exhausto. Sería por la adolescencia: siempre he pensado que hay lecturas que no deben afrontarse hasta ciertas edades y que si muchas personas no leen es, incapacidad léxica aparte, porque durante el Bachillerato les han obligado a leer EL QUIJOTE ó LA REGENTA, por no hablar de CINCO HORAS CON MARIO...
El caso es que, ahora sí, la novela me ha encantado, porque Gabo consigue reflejar con aparente fidelidad periodística el final de la vida de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco ("Simón Bolívar"), cuando el Libertador es ya poco más que un viejo decrépito al que le han abandonado las fuerzas sin que lo hayan hecho sus intenciones y sus toscas maneras.
Conocer la personalidad de Bolívar, asumiendo que García Márquez ha logrado aproximarse a su figura, facilita la comprensión acerca de lo que empezó a suceder en América hace ahora dos siglos, cuando las antiguas colonias españolas fueron alcanzando, por la fuerza de las armas, sus respectivas independencias; también, la actual figura de Hugo Chávez, ya que el presidente venezolano ha repetido de forma incansable (ahora, menos) que su proyecto es "bolivariano"...
En realidad, aunque el estilo dialéctico es parecido, ya le gustaría a Chávez tener la fuerza de Bolívar: "Hay soldados para la guerra y soldados para el cuartel", se lee en la novela. Afortunadamente, añadiría yo, Hugo Chávez no deja de ser un cuartelero: si fuese, como Bolívar, hombre de guerra, más de uno se iba a echar a temblar...
5 comentarios
lopii -
laura -
Belu -
Primos que lo habían leido y les había aburrido, un intento frustrado dos años antes por leerlo.
Mas luego, viendo que la fecha evaluativa se acercaba y yo no habia avanzado demasiado con la lectura, decidí levantar el bloqueo al libro y ponerme las pilas.
El resultado fue maravilloso: no solo fui una de las primeras que termino el libro, sino que además lo entendí y lo disfruté como pocos libros antes.
Haber leido este libro cambió completamente mi concepción sobre la literatura de Márquez y en general.
Creo que hay que justificar a la edad el no poder leer una obra, simplemente se da el momento adecuado cuando tiene que darse.
La prueba: un 10.
:D
Franesco -
Pablo Pando -