Hoy vencía el plazo que la dirección del PSM-PSOE concedió a Alejandro Inurrieta, concejal socialista en el Ayuntamiento de Madrid, para que éste alegara lo que considerase oportuno dentro del expediente disciplinario abierto contra él por la Ejecutiva Regional.
Para entender qué puede esperarse de dicho expediente sancionador cabe señalar que hace unos meses el Comité Federal del PSOE aprobó un Protocolo sobre el uso de internet para los militantes que especificaba que “el derecho a la discusión y crítica sobre posiciones políticas propias y ajenas y el derecho a realizar manifestaciones públicas, juicios de valor y expresión de opiniones, deberán ejercerse en los términos expresados en el artículo 28 del Reglamento de Afiliados y Afiliadas”.
Dicho artículo 28 enumera los derechos de la militancia, entre los que están los “de discusión y crítica sobre posiciones políticas propias y ajenas mediante la libre expresión oral o escrita y a su libre comunicación dentro del Partido”, así como el de “realizar manifestaciones públicas, juicios de valor y expresión de opiniones, de forma libre, leal y responsablemente”, con “los límites del respeto a la dignidad de las personas, así como a las resoluciones y acuerdos democráticamente adoptados por los Órganos del Partido, en el marco de sus competencias estatutarias”.
La Ejecutiva Regional entiende violado dicho respeto a la dignidad de las personas y a las resoluciones y acuerdos adoptados por los órganos internos después de que Inurrieta afirmara en su blog que el PSM necesitaba una “verdadera revolución” que, en alusión al secretario general Tomás Gómez, ex alcalde de Parla, “no puede ser mirar al Sur y traer a más munícipes ocurrentes y aparentes, pero vacíos de contenido”. También aseguraba que “la abstención en los presupuestos el año pasado y el voto negativo este año, son ejemplos de bandazos políticos, fruto de la ausencia de estrategia y un mínimo de coherencia intelectual”, olvidando que dicha abstención del pasado ejercicio la decidió unilateralmente el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.
Ahora, la dirección del PSM-PSOE parece querer aplicar lo previsto en el Reglamento de Afiliados y Afiliadas para las faltas graves (artículo 40: “La ofensa personal grave a cualquier afiliado/a o que vaya destinada a menoscabar el prestigio y la imagen pública de los Órganos Colegiados del Partido y de sus miembros, cuando se produzcan con publicidad o tengan notoria trascendencia”) o muy graves (artículo 41: “Menoscabar la imagen de los cargos públicos o instituciones socialistas”), que pasa por las siguientes sanciones (artículo 44):
b) En los supuestos de faltas graves:
- Suspensión de militancia por un período de tiempo de más de dos meses y hasta dieciocho meses.
- Inhabilitación para desempeñar cargos orgánicos por un período de tiempo de más de dos meses y hasta dieciocho meses.
- Inhabilitación para desempeñar cargos públicos por un período de tiempo de más de dos meses y hasta dieciocho meses.
c) En los supuestos de faltas muy graves:
- Suspensión de militancia de más de dieciocho meses y hasta tres años
- Inhabilitación para desempeñar cargos orgánicos por un período de tiempo de más de dieciocho meses y hasta tres años.
- Inhabilitación para desempeñar cargos públicos dependientes del Partido por un período de tiempo de más de dieciocho meses y hasta tres años.
- Expulsión del Partido.
El concejal espera no ser sancionado duramente, según declaró en una reciente entrevista en El País: “En ningún caso, en un partido democrático, a un militante sea o no cargo público por hacer un análisis de la situación del partido, que es palmaria, se le puede expulsar. He repasado los estatutos y hay artículos claros en los que se dice que un militante puede expresar opiniones públicas siempre que no se denigre a nadie. Y en mi ánimo no estaba esa intención”.
En previsión de lo que suceda, el compañero ha adelantado que si le expulsan (imagino que hará lo mismo si es inhabilitado para representar al partido) dejará el acta de concejal…
Explicada la situación, quiero aclarar mi postura: si yo tuviera la responsabilidad de decidir respecto del compañero Alejandro Inurrieta haría algo muy distinto a lo que hace la Ejecutiva Regional: lo convocaría a ofrecer charlas en las agrupaciones de la capital, de modo que argumentase ante los militantes de base por qué quien en la actualidad come gracias al partido –y el sueldo de concejal en Madrid es de los mejor pagados de la política nacional para alguien que no tiene mando alguno– se dedica a desprestigiar a una dirección política elegida democráticamente y, con ello, a dar armas a los rivales, en vez de trabajar de forma interna para cambiar dicha dirección política, si es que no le gusta la actual.
Es probable que tras el rapapolvo que recibiera por parte de sus compañeros el concejal recapacitase, pidiese disculpas y cambiase su actitud, de forma que la Ejecutiva Regional no se viera obligada a expulsarlo, lo cual en todo caso espero no suceda porque dicha hipotética expulsión se volvería inmediatamente contra el PSM: no es momento de sumar mártires a la permanente campaña mediática de desprestigio del socialismo madrileño, tan del gusto de propios y extraños, y si Inurrieta es expulsado, antes o después lo veríamos convertido en protagonista en los debates de El Gato al Agua o de la sin par Telemadrid…
Lo que sí podría hacer la Secretaría de Formación del PSM es aprovechar el caso para explicar al resto de afiliados CÓMO NO DEBE COMPORTARSE UN MILITANTE SOCIALISTA.
Porque no juzgo la categoría profesional del concejal, que supongo acreditada; ni cuál es la labor que viene desarrollando en el Ayuntamiento; ni siquiera la validez de sus opiniones políticas, sino la evidente falta de responsabilidad y su poco respeto hacia quienes, le guste más o menos, son sus compañeros: sus escasas opciones de defensa derivan de que el concejal es libre de pensar como desee acerca de su dirección política, e incluso de trabajar para intentar cambiarla; pero no lo es de convertir sus opiniones en munición contra el conjunto del partido, máxime cuando nadie le ha escuchado pronunciarse de igual modo en los foros internos.
Así, la única pregunta que un simple militante como yo le haría al compañero Inurrieta es:
¿Por qué no levantó la voz en la pasada Convención de la Ciudad de Madrid, de modo que sus compañeros pudiéramos conocer sus opiniones, y prefirió despacharse contra la dirección del partido sólo un mes después en su blog?
Dicho lo cual, considero conveniente que la Ejecutiva Regional muestre no sólo generosidad, sino inteligencia, y opte por juzgar como falta leve el comportamiento del compañero, de modo que la sanción sea la mínima posible (artículo 44: “apercibimiento y/o suspensión de militancia hasta dos meses”).
Por el bien de nuestro proyecto colectivo, confiemos en que la Ejecutiva Regional aplique el sentido práctico, ya que no hay duda de que el PP en su conjunto y, sobre todo, Esperanza Aguirre, se beneficiaría en caso de desayunarnos con un titular como el siguiente:
“El PSM expulsa a un concejal del Ayuntamiento de Madrid por criticar en su blog a Tomás Gómez”