SE ACABÓ LA HERENCIA RECIBIDA
Por su interés y oportunidad política, traigo aquí el artículo publicado ayer en el diario Expansión por el secretario general del PSM, Tomás Gómez:
SE ACABÓ LA HERENCIA RECIBIDA
Y se nos acabó a todos. A la derecha, que cada vez más es hija de sus propios actos, y a los socialistas, a quienes, para bien o para mal, se nos pregunta cada vez menos por el pasado y cada vez más sobre el futuro.
Durante demasiado tiempo la derecha alimentó una explicación tan simple como falsa de la crisis económica, atribuyéndola exclusivamente a la falta de inteligencia de los gobernantes, en lugar de hacerlo a los cada vez más patentes errores de gobernanza del euro. Se ha obligado a competir entre sí a países que comparten la misma moneda. Por no hablar de los errores de estrategia basada en la bajada de salarios y la reducción del gasto público que en lugar de resolver la crisis no ha hecho otra cosa que prolongarla y profundizarla.
En estos días, España ha conocido la peor noticia en muchos años: el rescate de nuestro sistema financiero. Un fracaso que hay que anotar exclusivamente en el debe del Sr. Rajoy y que responde al resultado de varias semanas de errores concatenados: una reforma financiera que pone en cuestión la solvencia de todos los activos de nuestro sistema bancario, la nacionalización de Bankia, una campaña de desprestigio contra el Banco de España y el déficit oculto de comunidades como la de Madrid, el doble de lo anunciado. El resultado: una prima de riesgo desbocada y Barroso convenciendo al presidente del Gobierno para aceptar el rescate bancario; un rescate que no es otra cosa que una transferencia de riesgo del sistema financiero al sector público.
Pacto de Estado
Las consecuencias para los ciudadanos: la deuda soberana española crecerá este año más de 20 puntos, hasta situarnos cerca del 95% del PIB, el déficit aumentará trayendo más recortes y, por supuesto, la restricción del crédito. En estas circunstancias, y mientras el PP no termina de despertarse del shock en el que se encuentra, se escuchan voces que plantean la necesidad de un Pacto de Estado. Los socialistas somos firmes practicantes del diálogo, sobre todo cuando se trata de los intereses generales de España, sin embargo, en el ejercicio de nuestra responsabilidad política, debemos preguntarnos qué significa ese Pacto de Estado al que se nos invita. ¿Es posible un Pacto de Estado con la determinación del Gobierno de destruir el Estado del Bienestar? ¿Es posible un Pacto de Estado con quienes defienden una reforma financiera que responde exclusivamente a los intereses de los que nos han llevado a esta crisis?
Sinceramente, no creo que los socialistas pudiéramos aceptar esa clase de pactos, porque iría contra nuestros valores y contra los intereses generales de la sociedad a la que debemos defender. La demanda de un pacto en abstracto y sin explicar su contenido parece más el abrazo de un boxeador desorientado que un ejercicio de liderazgo. Y es liderazgo, para abrazarse o para competir, lo que necesita España.
Modelo alternativo
El PSOE tiene la obligación de ejercer ese liderazgo, igual que lo ha hecho durante la mayor parte del periodo democrático. Un periodo en el que los socialistas hemos gobernado España con aciertos y con errores. Los errores nos han llevado a la derrota y, por eso, éste es el momento de revisar nuestras posiciones y armar un proyecto de futuro para España, un modelo económico alternativo, un nuevo pacto con las capas medias y el capital productivo frente al capital financiero, el verdadero enemigo de la recuperación económica y de la democracia en sí misma.
Detrás de palabras grandes no puede haber intenciones pequeñas. Detrás de un Pacto de Estado no puede esconderse pactar políticas de derechas. No puede haber pactos de Estado entre unos pocos que no están dispuestos a renunciar a nada y la mayoría, a la que ya no le queda casi nada a lo que renunciar. Para los segundos hay crisis, para los primeros hay excusa.
Los socialistas debemos mirar al frente y no desviar nuestra mirada, debemos ponernos en el camino de los socialistas franceses y no equivocarnos como los compañeros griegos. Concluyo con la reflexión de un ciudadano, un veterano militante del PSOE, que nunca tuvo cargo alguno: “O nos centramos en lo que somos, o pareceremos lo que no somos”.
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jkl -