ZAPATERO A TUS ZAPATOS, sr. CEBRIÁN
La deriva que ha tomado EL PAÍS durante las últimas semanas, en una decisión de su dirección empresarial que difícilmente le reporte algún beneficio al antaño diario independiente de la mañana, viene a demostrar que no todo el mundo sirve para todo…
Es el caso de Juan Luis Cebrián, probablemente el director de periódico más brillante de nuestra democracia, que ha devenido en mal ejecutivo de la comunicación en cuanto le ha tocado ponerse al frente del grupo PRISA.
Es el caso de Javier Moreno, físico que un día decidió matricularse en el Master de Periodismo de EL PAÍS y que, logrado el título, se recicló al oficio y acabó dirigiendo –cuentan que por amistad con un relevante miembro de la empresa editora– el que hasta ahora había sido periódico de cabecera de la izquierda, quien ha demostrado saber poco más que escribir al dictado de quien le paga.
Así, Cebrián y Moreno han afrontado la decisión del Gobierno socialista de liberalizar el mercado de la televisión de pago del peor modo posible:
-el primero, en vez de limitarse a defender su negocio en solitario o sentarse a negociar con MEDIAPRO para intentar constituir un gigante de la comunicación, decidió jugarse el prestigio de su grupo ante sus potenciales lectores, oyentes o televidentes, dando la orden de cargar contra el presidente del Gobierno de forma exagerada e injusta
-el segundo, se convirtió al pedrojotismo desde su despacho de director y se lanzó a cumplir las órdenes de sus superiores, modificando una línea editorial que, con sus más y sus menos, se había mantenido inviolable durante más de 30 años
Los dos tristes protagonistas de esta errónea estrategia empresarial y periodística pueden creer que gracias a ellos PRISA ha demostrado fortaleza ante el Gobierno socialista, cuando en realidad sólo han arruinado sus respectivas carreras profesionales, pues el fracaso a medio plazo a que el grupo está abocado acabará costándoles sus respectivos puestos…
Dicha situación da cierta pena en el caso de Juan Luis Cebrián, en quien sin duda se ha confirmado el principio de Peter:
“En una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia”
Menos lástima provoca el caso del arribista Moreno, en cuyo caso lo que se confirma es el nuevo principio de Peter:
"Un humano competente es reacio a aceptar un puesto para el que es incompetente, sin embargo una persona incompetente intentará ascender a toda costa”
Como resumen, mucho de lo que le sucede a EL PAÍS podría definirse con una tercera máxima, bastante más simple, que se me acaba de ocurrir:
“Polanco sólo hay uno”
1 comentario
Nicolás -