EL CASO GÜRTEL DEBE SER EL CASO CORREA
La trama de corrupción vinculada al PP debería denominarse “caso Correa”, pese a que los medios de comunicación lo llamen “caso Gürtel” por el nombre en clave con que la Policía Judicial inició la operación de investigación. No en vano, “Gürtel” significa “Correa” (cinturón) en alemán…
Y no sólo porque sea bueno llamar a las cosas por su nombre.
Por un lado, si se acuñara esta denominación se focalizaría el natural sentimiento de rechazo ciudadano en el presunto máximo jefe de la trama, Francisco Correa, de quien mucha gente desconoce que sigue en prisión junto con su socio Pablo Crespo Sabarís, ex secretario de Organización del PP de Galicia; por otro, Correa se vería señalado por la opinión pública, podría venirse abajo y cometer alguna torpeza que facilitara la investigación, si es que no se decide a cantar, que no lo hará…
Y es que, igual que en los años 90 coincidieron sendas instrucciones judiciales que afectaron al PSOE, los casos “FILESA” y “Roldán”, y fue éste último el que mayor daño causó a la imagen socialista, el PP sufriría más desgaste si la población le pusiera cara y ojos a quienes se lucraron por sus contactos con dirigentes del PP.
Hablar del “caso Correa” serviría para concederle importancia al hecho de que Correa fue testigo de la boda entre Anita Aznar y Alejandro Agag; o a que su esposa, Carmen Rodríguez Quijano, también imputada, fue la secretaria general del PP de Majadahonda; o a que el supuesto partícipe en la trama y de quien se dice conoce los secretos de la financiación del PP, el ex Consejero Delegado de Repsol José Ramón Blanco Balín, abandonara los cargos en las empresas de Correa sólo un mes antes de su detención, ¿porque alguien le avisó?
Por cierto, el mismo Blanco Balín inspector de Hacienda que allá por 1977 escribió un libro de texto para el Centro de Estudios Financieros junto con un compañero de profesión y amigo llamado José María Aznar y que tras declarar ante Garzón explicó que estaba “hasta los huevos” de que se le prejuzgara…
Porque, desde luego, es divertido regodearse con las conversaciones cuasi eróticas entre “El curita” y “El bigotes”, o entre éste y sus amigotes mientras hablan de los bolsos de Rita Barberá, por no sacar a relucir el “Yo me pago mis trajes” del ínclito Camps, pero de todo ello sólo cabe esperar que el votante “popular” se enroque en sus posiciones o que los jueces “de la cuerda” le echen una mano al PP, por muchos chascarrillos que queden por contar.
También contribuiría a clarificar la situación que Correa disfrutara de la libertad condicional, culminada la instrucción, y que al personaje pudiera darle por fugarse para evadir la acción de la justicia, como en su momento hizo Roldán…
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