UNO MENOS (y 2)
Hace un par de meses me alegré por la muerte del ultraderechista Jörg Haider, que consideraba una buena noticia porque desaparecía de la escena política “semejante fanático, un auténtico peligro para la convivencia en nuestro continente”.
Algo parecido, aunque a menor escala, podemos decir del suicidio de la pasada madrugada, con el cual se ha quitado la vida el hombre que hace unos días y durante un permiso carcelario mató a quien hasta entonces era su pareja e intentó hacer lo mismo con la anterior.
La ex mujer del fallecido ha sido tan clara como se espera de quien padece dicha situación de amenaza —difícilmente los políticamente correctos se atrevan esta vez a replicarla...—, al declararse “contenta” y “aliviada” por ella y por sus hijos, “porque vamos a descansar” y “podemos respirar tranquilos”. “Nos lo merecemos”, ha suspirado. Por supuesto, añadiría yo...
Y es que ninguna muerte debería, a priori, celebrarse, salvo que beneficie a inocentes que corren un seguro peligro mientras siga con vida su potencial agresor. Así, pienso en el 11-M y en lo tranquilos que nos hubiéramos quedado todos los españoles si durante su trayecto hasta Alcalá de Henares en la famosa furgoneta Renault Kangoo alguno de los detonadores se hubiera activado y los terroristas hubieran saltado por los aires.
Y es que la vida —la de verdad— tiene estas cosas.
9 comentarios
Franesco -
XIABRE: No conozco toda la historia, pero me inquieta lo que cuentas sobre el "carcelero"... ¿Detalles?
xiabre -
manutc -
Franesco -
lidia -
saludoss
xiabre -
Maripuchi -
Franesco -
José-Luis Prieto -