EXPULSAR A INURRIETA SERÍA UN ERROR
Antes de escribir este post, he querido esperar a que Alejandro Inurrieta, actual concejal socialista en el Ayuntamiento de Madrid, pudiera alegar ante los órganos correspondientes de la Federación lo que considerase oportuno dentro del expediente de expulsión abierto en su contra por el PSM-PSOE. No quería que mi opinión, en el improbable caso de que él la conociera, afectase para bien o para mal a su línea de defensa, cualquiera que ésta fuera.
Ahora sí quiero pronunciarme, después de que Inurrieta tuvo ayer la oportunidad de alegar lo que entendía necesario mediante su testimonio personal y la entrega de un dossier de 54 páginas que, según El País, incluía un artículo de Joaquín Leguina en el que éste criticaba (como en él suele ser habitual) la gestión del Gobierno central socialista…
No sé a qué vino la referencia a Leguina, pero estaría muy feo que, para defenderse, Inurrieta hubiera protestado porque a otros militantes no se les abran expedientes de expulsión. Más aún si el señalado es un militante con una trayectoria en el PSOE madrileño como la de Leguina, bastante más relevante que la de Inurrieta (quien no lleva ni dos años como concejal en el Ayuntamiento capitalino) por ser el único socialista que ha presidido la Comunidad de Madrid.
A dicho supuesto gesto impropio se une el hecho de que Inurrieta acudiera a la sede del PSM acompañado por una treintena de cargos públicos, que pueden considerar que el suyo era un acto de “compañerismo”, pero a quienes el propio concejal debería haber pedido que no lo acompañaran para no convertir su asunto particular en un problema general.
Tampoco dichos compañeros que lo acompañaban parecen haber estado a la altura de la responsabilidad y el privilegio (incluyendo el económico, no lo olvidemos) de los cargos que ocupan, porque si querían apoyar a Inurrieta, lo cual deben hacer si así lo desean, podían comunicarlo por escrito sin necesidad de buscar la fotografía de una acción en comandita: ayudar al compañero, sí; transmitir artificialmente a los medios de comunicación unas supuestas disensiones internas que no pueden existir por el caso que nos ocupa, no.
Porque no olvidemos que el expediente de expulsión a Inurrieta no deriva de una actuación de grupo, ni la dirección del PSM lo está juzgando por una acción colectiva, sino que él en solitario decidió desde su blog erigirse en censor de Tomás Gómez, lo cual es libre de hacer, por supuesto, pero que es responsabilidad exclusiva suya. Es decir, parecido a si en el PSM-PSOE molesta el contenido de mi blog, en el que escribo lo que me apetece, y cuando me requieren por ello reclamo la ayuda de los compañeros que puedan leerme.
En ese sentido, aprovecho para hacer una reflexión que, acaso, puede servir de ayuda a los miembros de la dirección del PSM encargados de tomar la decisión acerca de la posible expulsión del compañero Inurrieta:
Considero que, en caso de ser expulsado, Alejandro Inurrieta podría demandar al partido (y, entre otras cosas, exigir una reparación económica si ello implicase perder los emolumentos que acompañan al cargo de concejal) con suficientes garantías de éxito, pues difícilmente puede considerarse falta “muy grave” (la única que puede acarrear expulsión) el escrito por parte de un político en ejercicio de una reflexión política en la que no aparecen insultos personales de carácter “muy grave”.
Y es que los propios Estatutos del PSOE indican que cualquier militante puede hacer uso de la libertad de expresión con “los límites del respeto a la dignidad de las personas, así como a las resoluciones y acuerdos democráticamente adoptados por los Órganos del Partido, en el marco de sus competencias estatutarias”; y no parece violar la dignidad de las personas (guste más o menos lo que diga un concejal, o sea más o menos oportuno lo que exprese) escribir que el PSM necesita una “verdadera revolución” que “no puede ser mirar al Sur y traer a más munícipes ocurrentes y aparentes, pero vacíos de contenido”, ni menoscaba la imagen de los cargos públicos o instituciones socialistas (artículo 41 del Reglamento de Afiliados y Afiliadas) hablar de “bandazos políticos, fruto de la ausencia de estrategia y un mínimo de coherencia intelectual”.
Entre otras cosas, porque aunque Alejandro Inurrieta hubiese insultado gravemente a Tomás Gómez (que no lo parece), en ningún caso habría podido menoscabar la imagen de un cargo público socialista… porque cuando Inurrieta escribió en su blog, como aún sucede, Tomás Gómez no era cargo público: sí lo era cuando dirigía la alcaldía de Parla y volverá a serlo en junio de 2011 cuando se convierta en parlamentario autonómico (y ojalá que en presidente de la Comunidad de Madrid), pero no lo es ahora…
Es decir, que la base de la acusación para motivar una “falta muy grave” es nula desde su inicio, como dictaminará cualquier juez que deba entender de la materia. En lenguaje procesal: “No cabe acción”.
Por ese y otros motivos de oportunidad política, si yo fuese uno de los asesores de Tomás Gómez (que no lo soy), le diría a nuestro secretario general lo mismo que ya escribí hace meses:
“No es momento de sumar mártires a la permanente campaña mediática de desprestigio del socialismo madrileño, tan del gusto de propios y extraños, y si Inurrieta es expulsado, antes o después lo veríamos convertido en protagonista en los debates de El Gato al Agua o de la sin par Telemadrid”.
Dicho lo cual, quizás en otro momento ofrezca mi opinión sobre la actuación institucional del concejal Inurrieta en el Distrito de Salamanca de Madrid, mi distrito de militancia y de cuya agrupación formaba parte al último militante expulsado del PSM, José Luis Balbás…
3 comentarios
Franesco -
DANIEL: Hay poco más que un par de posts en su blog y un artículo, nada errado, en CINCO DÍAS... ¿Que Inurrieta usó una noche su cargo para ir contra una discoteca, porque no le dejaban pasar? En el supuesto caso de que eso fuera así, lo cual él niega, sería un comportamiento impropio, pero no lo veo motivo de expulsión. Y sobre todo no creo que sea motivo para ofrecer la imagen que estamos dando.
Daniel -
Nicolás -