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ME SABE MAL, el blog de @Franesco

CRÁNEO PRIVILEGIADO

CRÁNEO PRIVILEGIADO

Acabo de devorar Tirano Banderas, novela escrita por Ramón María del Valle Inclán, y sigo admirado por la capacidad para reflejar el argot popular americano demostrada por el autor, cráneo privilegiado donde los haya.

 

La novela, interpretada como híbrido entre la descripción del México revolucionario de la época y la crítica soterrada a la dictadura de Primo de Rivera (entonces, en el poder en España), narra la ficticia historia de Santos Banderas, presidente de una imaginaria República de Santa Fe de Tierra Firme, “Generalito”, “Niño Banderas”, “Momia” y “carcamal” capaz de disfrutar con el juego de la rana mientras se fusila a unos revolucionarios.

 

Valle Inclán, según parece, conocía el habla popular mexicano desde 1892, cuando pasó un año en el país norteamericano, tiempo suficiente para colaborar en un par de periódicos y participar en un duelo, anticipo del que en España le costaría la amputación de un brazo. Mucho más tarde, en 1926, publica Tirano Banderas, cuando Ramón María ha cumplido los 50, a su regreso de una nueva estancia de cuatro años en el país americano. Ello concede frescura a las expresiones relatadas, a las que no aseguro precisión porque desconozco si en México se habla de esa forma: lo seguro es que he tirado de diccionario y, aún así, muchas palabras he debido deducirlas a partir de la comprensión general del relato.

 

He aquí una muestra del complejo lenguaje, suma de todos los países de lengua española, desde el modo lépero al modo gaucho” (palabras de Valle) a la que se añade la sorprendente forma de uso de los dos puntos, como si fuesen punto y coma:

 

“¡Famosas aquellas ferias de Santos y Difuntos! La Plaza de Armas, Monotombo, Arquillo de Madres, eran zoco de bolinches y pulperías, ruletas y naipes. Corre la chusma, a los anuncios de toro candil en los Portalitos de Penitentes: Corren las rondas de burlones apagando las luminarias, al procuro de hacer más vistoso el candil del bulto toreado. Quiebra el oscuro en el vasto cielo, la luna chocarrera y cacareante: Ahúman las candilejas de petróleo pos las embocaduras de tutilimundis, tinglados y barracas: Los ciegos de guitarrón cantan en los corros de pelados: El criollaje ranchero —poncho, facón, jarano— se estaciona al ruedo de las mesas con tableros de azares y suertes fulleras. Circula en racimos la plebe cobriza, greñuda, descalza, y pos las escalerillas de las iglesias, indios alfareros venden esquilones de barro con círculos y palotes de pinturas estentóreas y dramáticas. Beatas y chamacos mercan los fúnebres barros, de tañido tan triste que recuerdan la tena y el caso del fraile peruano. A cada vuelta saltan risas y bravatas. En los portalitos, por las pulperías de cholos y lepes, la guitarra rasguea los corridos de milagros y ladrones:

 

     Era Diego Pedernales.

de buena generación.”

 

De entre los personajes retratados, he sonreído con el del Excelentísimo Señor Don Mariano Isabel Cristino Queralt y Roca de Togores, embajador español en Santa Fe en su calidad de Ministro Plenipotenciario de Su Majestad Católica, a la sazón Barón de Benicarlés y Caballero Maestrante de Ronda, sarasa relamido y morfinómano con voz de cotorrona y pisar de bailarín, abobalicado, muy propicio al cuchicheo y al chismorreo, rezumante de falsas melosidades, que hablaba con nasales francesas y mecía bajo sus carnosos párpados un frío ensueño de literatura perversa, desvaído figurón y snob literario gustador de cenáculos decadentes, a quien su atrevido amante llama Isabelita y quien aporta una certera frase, repleta de intencionalidad política:

 

“Las revoluciones, cuando triunfan, se hacen muy prudentes”.

 

Y es que, sobre la relación entre el momento político que vivía el mundo durante el período de escritura y su obra, el propio Valle Inclán consideró:

 

“Creo que la novela camina paralelamente con la historia y los movimientos políticos. En esta hora de socialismo y comunismo, no me parece que pueda ser el individuo humano héroe principal de la sociedad, sino los grupos sociales. La historia y la novela se inclinan con la misma curiosidad sobre el fenómeno de las multitudes”.

 

Cabe añadir que sobre la magnífica novela se rodó una película, no sé de qué calidad, que intentaré ver para juzgar la adaptación del guión y los diálogos originales, obra del propio director, José Luis García Sánchez, de reputada trayectoria.

 

En definitiva, una lectura interesante y muy recomendable.

2 comentarios

Franesco -

Aquellos tipos que vivieron entre 1900 y 1930 fueron tan grandes (en literatura, ciencia, medicina, política), amigo Leo, que no les quedó más remedio que traer la democracia a España... ¡Menudas enseñanzas desperdiciadas y perdidas para siempre tras lo que vino después!

Leonard -

Excelente. Yo lo vi en teatro. Fue impresionante, la escena de la tortura es de las más duras que he visto yo en mi vida. Y eso que no ahce nada que solo le cuenta lo que le va a hacer. La magia de Valle no tiene limites.