CADENA PERPETUA
El lamentable caso del crimen presuntamente cometido por el tal Santiago del Valle sobre la pequeña Mari Luz ha provocado muchas declaraciones. Casi las más razonables han sido las de Juan José Cortés, padre de la víctima.
Este hombre cabal, preguntado por si confía en que no haya más errores judiciales como los que se atribuyen al juez Rafael Tirado Márquez, que han permitido que un sentenciado por pederastia siguiera en libertad y matara a una niña de 5 años, contesta: “Espero que esto haga cambiar las cosas y que mi hija sea la última que muera por un error administrativo. Y también espero que esto sirva para que no se haga oídos sordos a lo que estamos pidiendo muchos españoles, que es la cadena perpetua. Ésta no va a perjudicar a mucha gente. No, simplemente va a perjudicar a las personas que son violentas, asesinas. Eso no se debe tomar como castigo, sino como algo preventivo para que estas personas que no están preparadas para vivir en sociedad, por lo menos, lo hagan aisladas. Sería una medida de protección para la sociedad”.
Tengo dudas acerca de los beneficios para la sociedad del endurecimiento de las penas a los criminales, que algunos reclaman con oportunismo. Pero sí creo que es precisamente en un ordenamiento jurídico como el nuestro, que defiende la reinserción de los sentenciados, en el que cabe contemplar la cadena perpetua, pues la pena se entiende no como venganza, sino como mecanismo para que el preso, cumplida su condena, se reintegre a la sociedad como “un hombre nuevo”.
Y es que, si hay tipos delictivos (psicópatas, pederastas, etc.) que por ser casi patológicos impiden la conversión en un “hombre nuevo” (esto deben afirmarlo los peritos: psiquiatras, psicólogos…), la cadena perpetua podría ser la pena más indicada. Sería, por supuesto, una condena revisable y, quizás, con internamiento en centros de reclusión no carcelarios.
En cuanto al juez del caso en cuestión (foto EL PAÍS), no sé a qué espera a retirarse de la carrera, antes de que le retiren...
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