EL PAÍS, EN HUELGA
La edición en papel del diario EL PAÍS, “EL PERIÓDICO GLOBAL EN ESPAÑOL”, ha salido hoy a la calle con menos páginas de información general de lo habitual, ya que su plantilla de trabajadores inició ayer una huelga que durará hasta hoy. El periódico cuenta con una edición única, de carácter nacional y sin cuadernillos de información local, realizada por los “escasos redactores y los cuadros directivos” que no han secundado la huelga, que según el Comité de Empresa ha seguido el 90% de los trabajadores. En todo caso, la dirección ha logrado “cumplir con su cita con los lectores”. Los motivos de la huelga son que el Consejo de Administración de EL PAÍS, SL, ha decidido transferir a 57 empleados de su departamento de Publicidad a otra empresa del Grupo PRISA (editora de EL PAÍS) llamada Box News Publicidad. La medida, que según la empresa “no supone ninguna pérdida de puestos de trabajo, implica integrar en una compañía especializada la comercialización y gestión de la publicidad tanto de EL PAÍS como del resto de diarios de PRISA, incluida la división de Internet”. La plantilla transferida mantendrá, según pretende asegurar la dirección, sus actuales condiciones laborales (contrato, salario, antigüedad, jornada, horario...), lo cual difícilmente puede ser cierto porque se entiende que los comerciales de publicidad afectados, además de trabajar para EL PAÍS, lo harán para otras empresas del Grupo PRISA. En todo caso, como periodista comprometido que soy, me sorprende que la redacción secunde una huelga por motivos que no tienen que ver con su ejercicio profesional, sino con reivindicaciones laborales de otros trabajadores, en este caso los comerciales de publicidad. Algo parecido a que los redactores fueran a la huelga no porque no se les paguen los días festivos, o se les congelen las dietas por desplazamientos, o no puedan gozar de sus vacaciones en julio o agosto sino en octubre o febrero, o no cobren los derechos de autor de sus textos publicados en la edición en internet, sino porque los repartidores del diario dejen de distribuir exclusivamente EL PAÍS y pasen a repartir, con la misma furgoneta, otros productos editoriales de PRISA, caso del diario deportivo AS o del económico Cinco Días. Eso me lleva a pensar que detrás de esta huelga debe de haber algo de más calado, derivado de la decisión del ya presidente del grupo, Juan Luis Cebrián, de acometer reformas estructurales que incluirán, según anunció en la última Junta General de Accionistas, “medidas de austeridad y de ahorro para afrontar la crisis”, así como distintas “desinversiones en filiales y empresas”. Como suele decir mi admirado Miguel Ángel Aguilar: atentos.
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