Blogia
ME SABE MAL, el blog de @Franesco

¡SE SIENTEN, COÑO!

¡SE SIENTEN, COÑO!

Radiotelevisión Española se ha apuntado esta noche un tanto con su programación especial dedicada a los sucesos del 23 de febrero de 1981, aquel día en que el teniente coronel Tejero irrumpió en el hemiciclo del Congreso de los Diputados e intentó subvertir el orden constitucional.

 

RTVE ha cumplido así con su función de servicio público. De inicio, por la emisión de la primera parte de la miniserie “23-F, el día más difícil del Rey”, que considero de gran calidad; pero, sobre todo, por el posterior encadenamiento de dos documentales de sumo interés: “18 horas de tensión”, que se emitió en Informe Semanal sólo cinco días después del intento de golpe de Estado y narra a la perfección lo ocurrido, y “Aquel 23-F”, grabado hace tres años y que ofrece la visión de los periodistas que cubrieron aquellos momentos, transcurridos veinticinco años.

 

Son tantas las cosas a destacar de estas casi cuatro de programación que sólo recordaré las que entiendo verdaderamente trascendentes:

 

En lo que atañe a la miniserie, la conversación entre el general Sabino Fernández Campo (Emilio Gutiérrez Caba), jefe de la Casa del Rey, y el militar al mando de la División Acorazada Brunete, general José Juste Fernández (Jesus Ferrer), quien le preguntaba por la presencia en la Zarzuela del general Alfonso Armada (Juan Luis Galiardo), amigo del Rey y aparente inductor de la asonada: “Ni está, ni se le espera”; y la no menos importante para la historia entre el propio Rey y su entonces amigo, a quien Juan Carlos (LLuís Homar) le dice, por consejo de Sabino: “Es mejor que no vengas. Serás más útil en tu puesto en el Cuartel General”.

 

En cuanto a los documentales, del primero me quedo con tres situaciones: la explicación de uno de los funcionarios del Congreso, que afirmaba haber creído que los asaltantes eran “terroristas disfrazados de guardias civiles” (en efecto, aquellos guardias civiles eran terroristas, pues durante horas atemorizaron a la población española); la argumentación de Felipe González: “Nuestra democracia, que no tenía símbolo ni fecha, ya tiene un símbolo y una fecha: el 23 de febrero”; y la siempre inexplicable de Manuel Fraga, quien pese a decir que no compartía los objetivos políticos del golpe, felicitaba a los asaltantes por su exitoso despliegue técnico, que en su opinión había sido digno de lo escrito por Curzio Malaparte...

 

Del segundo, el mero hecho de escuchar a Iñaki Gabilondo, Pedro Erquicia o Fernando Castedo, entre otros, que aquella noche dieron lo mejor de sí mismos y que, con su actuación, provocaron en mí (un niño que pronto cumpliría 8 años) el nacimiento de mi vocación periodística.

 

Como resumen, traigo aquí la frase pronunciada por el Rey en torno  a la una y cuarto de la madrugada del día 24 de febrero, cuando se dirigió a la nación: La Corona, símbolo de la permanencia y unidad de la Patria, no puede tolerar en forma alguna acciones o actitudes de personas que pretendan interrumpir por la fuerza el proceso democrático que la Constitución votada por el pueblo español determinó en su día a través de referéndum”.

 

En definitiva, ha sido una noche tan instructiva (¿pudiera ser obligatorio el visionado en la asignatura de Educación para la Ciudadanía?) que no dudo de que a alguno le haya provocado una úlcera de estómago.

 

De hecho, espero no perderme lo que, desde esta misma mañana, dirán y escribirán sobre esta programación especial de RTVE los reaccionarios que cada día parecen levantarse con ganas de que alguien dé, en su nombre, un golpe de Estado...

2 comentarios

charlie, Espia-terrorizado -

Lo de las implicaciones se le podria preguntar al Teixeiro, si es que sigue vivo, pero preguntarselo en Guantanamo, antes de que lo cierren, je-je.

HASTIADO DEL SILENCIO SOBRE EL 23-F -

Muy buena la miniserie... Los documentales, ya los había visto. Así que nada nuevo: mejor sería que los periodistas destapasen, que ya han pasado 25 años, si hubo implicaciones de otros sectores sociales de derechas (iglesia, ultras, empresarios, etc.). Porque la opinión de Fraga apunta por ahí...